- Personaje siniestro de ubicación económicamente totalitarista, de “monologo abiertamente democrático” -sin duda de escuelas clásicas del liberalismo-, malicia su vedetismo franco en un recordatorio para tod@s, que “la hormiga atómica”, tras bambalinas, sigue mandando en los designios de esta nación
- Salinas insistía en considerar -como buen pueblo de magia y encuentro que reside en la psicología del mexican@-, que seguimos siendo un pueblo de minoría de edad, el que todavía no alcanza la ciudadanización para entrar a la gobernanza moderna
- La visita exprés de Salinas de Gortari al puerto de Acapulco, fue para justificar que su pequeño alumno -que todos los días luce un copete sin arrugas-, no ha podido con el paquete desde que asumió la Presidencia de la República
- La opulencia reconoce su frontera de la insensibilidad con los malnacidos, reapuntalando los pilares de la pobreza
La aparición del ex mandatario mexicano Carlos Salinas de Gortari a territorio guerrerense, para participar en el foro Era Familiar Princess 2016, no es más que el cumplimiento de su misión prolifera en la vida del escenario político mexicano.
En la saga ideológica de sus pupilos a quienes vino a disculpar por las malas decisiones que hayan tenido que tomar por tantos problemas que les exige su agenda, así como adelantar la velada disculpa que a nadie interesa, tras los vestigios de destrucción que el TLCAN ha arrojado en el terreno político, social y económico, vigoriza una controversial situación que está coexistiendo en el ámbito de la nación: la peor detonación con grandiosos y vergonzosos cuadros de pobreza “en un país primermundista”.
Tal vez como mera justificación, la retórica del salinismo -monólogo demagogo, el mensaje fascista de la doctrina salinista-, siempre ha estado plagada del canto de sirenas.
Perteneciente al mundo de las ideas y como ciudadano del mundo -que no es político sino economista neoliberal-, el otrora inquilino de Dublín define controvertidamente al Liberalismo Social como pieza hegemónica de recomposición económica y financiera, pero que redunda incoherentemente en las imperfecciones de las políticas diseñadas en beneficio de las sociedades.
Al ex mandatario mexicano se le olvida (o pretende venderle piñas al recaudador) que el fracaso total del intercambio comercial es monstruosamente descomunal, como se exhibe en las estadísticas económicas y financieras del ciclo 1994-2012, advirtiéndose que México ha exportado mercancías por un monto de 3’766,986 millones de dólares (mdd), pero en el mismo lapso ha importado 3’888,570 (mdd), con un déficit superior a los 121 mil millones de dólares.
Es decir, un promedio anual de 6,600 mdd, obedeció a condiciones ajenas a su pretendida interlocución de ubicar a México -como país primer mundista-, en la esfera terrestre de la economía globalizada, de inercia capitalista insertada en el devenir geopolítico e ideológico europeo de finales de los 80’s.
Personaje siniestro de ubicación económicamente totalitarista, de “monologo abiertamente democrático” -sin duda de escuelas clásicas del liberalismo-, malicia su vedetismo franco en un recordatorio para tod@s, que “la hormiga atómica” -calificativo jocoso que sus amigos le impusieran tras acudir con éxito a los Juegos Panamericanos de Cali, como integrante del Equipo de Equitación mexicano-, tras bambalinas, sigue mandando en los designios de esta nación.
Fundamentos los existe en demasía, porque a decir verdad, ante un salón lleno del complejo Mundo Imperial, anclado en el Puerto de Acapulco -propiedad del empresario Juan Antonio Hernández, presidente de Auto-fin-, el ex mandatario, con un semblante relajado, sonriente, le habló a la gente por más de tres horas en una ponencia en la cual abordó el tema del peligro y la fortuna en la política.
Se recuerdan aquellos otros tiempos de los monólogos del ex presidente Luis Echeverría Álvarez, aburridos y tediosos, pero a la vez, facinerosos con una retórica que en su momento marcó un hito en los discursos presidenciales, los neo-políticos identificados con el neoliberalismo saqueador de las riquezas nacionales, buscan ahora hacer recuentos innecesarios que a nadie interesaba más que a sus equipos de “gabinete”.
Si bien para la vox populi, “Carlos Salinas de Gortari destruyó a los mexicanos con sus políticas estúpidas, y que incluso el viejo PRI, sí sabía gobernar con sus yerros pero el país estaba en paz, en equilibrio y tenía rumbo y destino manejado por políticos”, ahora el maestro y doctor en economía Don Carlos Salinas, pretende lavarse las manos al citar: ““La pregunta se responde por sí misma, porque no me meto en los asuntos del presente, porque no son los asuntos de él (míos), yo estoy pensionado y desempleado”, haciendo referencia a los ataques verbales de otro maestro de la retórica, la denostación y la clara mentira, “el innombrable” populista Andrés Manuel López Obrador.
Pero en su inaudita perorata retrógrada y cantinflesca, que solo conduce a la confusión -y por qué no decirlo-, insultante por el manejo de la complejidad en el acervo político y económico de la nación, el doctor Salinas dijo:
“En este mundo incierto, lo peor que nos puede suceder es quedarnos congelados por el temor ante lo inesperado (…) ese es el llamado golpe de la fortuna, que para los clásicos y renacentistas tenía un significado fundamental para la República, porque el golpe de la fortuna, de lo inesperado, es el momento en el que nada es estable, legítimo o racional”.
En su inmortalizado discurso del 12 de agosto de 1992 –es necesaria la referencia- el Doctor Salinas presumía que “el corazón de la política está en decidir, en tener informada a la sociedad y resolver (cualquier problemática)”.
Es inevitable echar atrás la vista, hallándose con la misma demagogia que de manera triunfalista informó a tod@s sus compatriotas sobre el TLCAN, toda vez que esa fiambre ha traído una tragedia nacional por el crecimiento de la pobreza extrema, en un país que se muere de hambre, donde ciudadanos de la tercera edad lastimosamente piden una moneda para comer, y ya no se diga dónde vivir decorosamente. La opulencia reconoce su frontera de la insensibilidad con los malnacidos, apuntalando los pilares de la pobreza.
Al paso del tiempo, la historia ha enseñado en que la sociedad ya no creer ni en quienes ejercen un populismo trasnochado, o menos en los equipos de tecnócratas egresados de prestigiosas neoliberales universidades, que no saben ni gobernar y mucho menos administrar un gobierno. “Sino todo lo contrario”, como esbozaría los ilustres filósofos políticos de la historia, y que aterrizan en la dogmática doctrina salinista del saqueo supranacional.
Infinidad de usuarios de las redes sociales dejaron manifiesto la incredulidad del discurso del Doctor Salinas, incluso lo volvieron trending topic (tema de tendencia o tema del momento) en Twitter.
Aún se recuerda un párrafo amargo del pasado hacia la retumba del presente, que guarda una insana distancia que ha venido provocando la crítica generalizada, superando todo indicio de censura a través de los medios electrónicos.
En el sexenio salinista, se afirmaba:
“Hace más de dos años y medio, iniciarnos conversaciones y luego negociaciones formales para firmar el Tratado de Libre Comercio con nuestros vecinos del Norte. Antes de empezar a negociar, hicimos una amplia y cuidadosa consulta. El Senado de la República realizó audiencias con grupos, partidos y sectores y al concluirlas, recomendó promover éste y otros tratados de libre comercio, para avanzar en nuestros propósitos nacionales”.
Una vez iniciada la negociación, se informó de todos los temas a las dos Cámaras del Congreso; también, a los organismos empresariales, a las organizaciones sindicales, y del campo, en las universidades y foros académicos; y a través de los medios de comunicación: la prensa, la radio y la televisión”.
Nada más embaucador y patrañero –acusan- nada más desfachatado, porque todos y cada uno de los sectores si bien es cierto fueron escuchados, ¡…jamás…! se les tomó en cuenta en la toma de decisiones, y el unilateralismo –que se refiere a acciones tomadas por un gobierno que no toma en consideración las repercusiones directas o indirectas que pueden tener sobre otros actores-, acrecentó las sospechas de complicidad y sometimiento de los gobiernos mexicanos, que han sorteado ante los aplastantes gobiernos norteamericanos.
Salinas insistía en considerar -como buen pueblo de magia y encuentro que reside en la psicología del mexican@-, que seguimos siendo un pueblo de minoría de edad, el que todavía no alcanza la ciudadanización para entrar a la gobernanza moderna.
Por eso cita con fuerza:
“En este mundo incierto, lo peor que nos puede suceder es quedarnos congelados por el temor ante lo inesperado (…) ese es el llamado golpe de la fortuna, que para los clásicos y renacentistas tenía un significado fundamental para la República, porque el golpe de la fortuna, de lo inesperado, es el momento en el que nada es estable, legítimo o racional”.
La visita exprés del ilustre visitante Doctor Salinas al puerto de Acapulco, es la propia medida del tontómetro presidencial, quien pretende evitar la agitación social.
Es solo el hecho de dar la cara por el genocidio económico nacional que ha repercutido en la seguridad nacional, y justificar que su “pequeño alumno” -que todos los días luce un copete sin arrugas-, no ha podido con su responsabilidad constitucional desde que asumió la Presidencia de la República, pero sí atiborrado en el magistral túnel del escándalo de la riqueza inexplicable, de él y una arrogante familia.
Por: Gabriela López Franco/Blas A. Buendía